viernes, 3 de octubre de 2014

Excuse-moi, mademoiselle Do you smoke?

Te agota todo, te agota la situación, te agota el mundo, te agotas a ti. Te cansas de la realidad, pides y exiges algo más, porque todo el mundo espera algo más de esto ¿verdad? Seguirnos a nosotros mismos y creer en el uno al otro. Sentir algo más que el día a día, algo único. Alejar el ruido. Dejar que el dolor se vaya y que lo demás vuelva, porque ya todo está hecho, así que corre, corre, corre.

Dejar la bebida y empezar a fumar. Comprar unos zapatos bonitos y salir más. Mantenernos el uno al otro lejos en las buenas circunstancias y cerca en las malas, no te quedes conmigo cielo, no te necesito, puedes irte y nada malo pasará porque yo no pertenezco a nadie, así que corre, corre, corre.

Me asfixian las palabras y me anulan los minutos de espera, tan solo algo de silencio. De esos silencios que hablan más que nadie, de esos que hipnotizan, que te cogen y nunca te sueltan, hasta que un hilo de voz te rompe, justo a dos mitades no iguales, a dos caras, distintas. Y cuando te despiertas no eres ni una mitad siquiera.

La sucia decadencia nos invade rápidamente por su especial belleza y cuando creíamos que teníamos todo, como una bomba, se destruye ella misma en nosotros y se hace a trozos como nuestros sueños de niños. Aparecen nuestras dolencias remarcándose en nuestras imperfecciones, llegamos a mentir, para seguir, seguirnos en la oscuridad y en las sombras de alguna hoja perdida de algún libro que nunca llegaste abrir.


Y la verdad nos clava como las hojas de un cuchillo recién afilado, listo para descuartizar nuestro cerebro. Pero no sangramos, nos mantenemos muertos el uno al otro sin explicación sin entendimiento sin sentido. No hay nada más triste que no poder expresar lo que sientes al no entender nada. 
             
                

sábado, 26 de julio de 2014

A piece of this.


Tengo la certeza de que existe algo más de la realidad, que todo son ciclos, etapas, momentos. Unidos porque sí. Al azar, quién sabe, cómo tú prefieras creerlo, da igual, no importa. Llegué un 13 de Octubre, estaba aterrorizada por dentro pero no era mi intención que se notase. Un asqueroso, repulsivo, deshonesto guardia se me quedó mirando, con su ceño fruncido y su cara de desprecio hacia mí, yo para él no era nada, no existía, era un miserable trozo de carne, desecho, insignificante. El hecho de desnudarme frente a él, fue algo indigno. Me sentí a pedazos por dentro, pero me prometí comerme el orgullo, tal vez pueda sonar ridículo, mezquino…pero no iba a permitirlo. Al cabo de los días te ibas acostumbrando a una rutina. Y te ves tú, consumida. Frágil. Tenue. Tus huesos enmarcados por una fina y delicada capa que llaman piel, piel pálida. Tus ojos, enterrados. Derraman soledad. Parpadeas, pero cuesta y pesa. Y la soledad se frena en tus labios, unos labios aislados entre sí, pidiendo a gritos algo de afecto.


Me gusta recordar el mar. Yo y el mar. Juntos. Tus pies hundiéndose en la arena, mientras el agua se rebela y te envuelve, te quiere a ti. Te arrastra, te secuestra, te ata, quiere apropiarse de ti. Quiere que seas de él. Pero tú en la orilla eres más fuerte y tú decides qué hacer. Aquí, dentro. El mar está en todos lados, pero no hay orilla, estás ahogada.
  

sábado, 31 de mayo de 2014

Coma emocional.

Desprecio, odio, asco, repugnancia, deseo, ansia, amor, locura. Una vuelta de 360 grados ¿por qué no? Que yo llegué a odiarte con todas mis ganas pero hasta ahora no me di cuenta que estaba totalmente engañada. Ingenua, pensé. Imposible de avanzar, estancada en el pasado, en los malditos recuerdos persistentes en mi presente. Y vienen lágrimas, que no solucionan nada pero significan tanto. Y tú, ahí, ajeno a la verdad. Con tu juego de siempre. La música es mi única fiel amiga que me acompaña, más me hace recordar tanto otra vez, que vuelvo a entrar en este círculo vicioso del que llegué a creer salir, ingenua, pensé. A la mierda todo, que les jodan a todos. Pero quién soy yo para engañar si soy la primera que me dejo por mí misma en este coma emocional.

domingo, 25 de mayo de 2014

Vete y no vuelvas, por favor.


 Consumiéndose entre nuestros labios, sosteniéndose entre nuestros dedos, arrojadas al vacío, como nosotros. Nos separaban dos colillas, muertas y disecadas, como nosotros dos.
Añadir leyenda

Una estancia corta de éxtasis y un final amargo. “Quédate muy cerca de mí ““Mírame y vuelve a sonreír, que si no, yo, no comprendo nada”

Me devora el calor y a la vez el frío, verte y no poder tocarte. Y yo intento acercarme pero no hay manera en la que lo logre, me quedo en el medio, en el jodido medio de siempre.

miércoles, 7 de mayo de 2014

¿Y qué?

Y enciendo un cigarrillo ¿y qué? si la nicotina no me es suficiente para llenar todo lo que tú te has llevado. Si me has quedado vacía ¿y qué? 
Si todo esto lo hemos destrozado nosotros. Juntos. No hay justicia. No hay paz. No hay amor. ¿Y qué?
Corre. Corramos juntos sin destino o con él. Donde nos acompañe el viento o sin él. Donde haya sol o donde no haya. Bailemos a lo Bowie. Pero por favor, sácame a bailar, que no quiero bailar sola más tiempo. Corre conmigo. Corramos juntos. Al verte no se me paralizaron las piernas, apenas temblé, ni me quedé sin habla, tampoco se me detuvo el corazón, no. No fue nada de eso. Fue algo más complicado de explicar. Como cuando la brisa del viento te acaricia, terminándose un día, escuchando tu canción favorita y te quedas sin pensamiento, en paz.